Puro Vicio

Todos llevaban máscaras y antifaces eróticos. Hombres y mujeres. Follando en grupo. Era una fiesta para swingers, parejas liberales y yo estaba invitado. Ellas mamaban y recibían polla sin parar. Ellos buscaban todos los agujeros y se iban turnando para entrar. Gente follando por todas partes. Por todas partes follando la gente. En el suelo, en la mesa, de pie, al derecho, del revés, en sofás, armarios, butacas y sillas.

Parecía un casting para actores porno y todos los presentes no se
guardaban nada para la segunda parte. Se entregaban al máximo. No solo
había que joder, se tenía que dar espectáculo. Todo tipo de cuerpos,
fibrados, musculados, redondos, altos y bajos, peludos, rasurados,
vibraban retozando. Mordidos por el hambre de sexo y la magia lasciva
de un encuentro que exaltaba paisajes de extrema y sinuosa provocación.

Atmósfera de puro vicio y sexo.

A mi derecha, una mujer morena de finas curvas era sujetada en
volandas, y recibía continuas estocadas en su coñito de ángel mientras
gritaba. A mi izquierda, dos hombres practicaban un sabroso sándwich a
una bella dama, una doble penetración espectacular, mientras un
tercero, le golpeaba con su polla en la cara. Ella le comía los huevos
y mirándolo con cara sedienta pedía más guerra. Enfrente, una negra
cachonda destrozaba a todo el que se acercara, cabalgando a horcajadas
sobre cualquier rabo erecto hasta vaciarlo de leche por completo. Con
los pies bien asentados en el suelo subía y bajaba su generoso cuerpo a
ritmo frenético, agitando a impulsos tribales caderas y glúteos.

Una locura sublime. Insaciable y poderosa diosa de ébano.

No me lo pensé dos veces y me acerqué a ella con el bálano encabritado.
Abre la boca preciosa. Y se la metí en sus labios carnosos mientras
ella cogía aire. Tragó sin problemas. Y empezó a mamármela absorbiendo
con fuerza. Con la misma pasión que su coño comía pollas. Con la
certeza y alegría más que evidente que no era la primera que tragaba en
su vida, y que tampoco sería la última. Al fijarme en el vaivén de sus
tetas quedé hipnotizado. No puede evitar agarrárselas con ambas manos.
Eran espectaculares. Grandes, redondas y empitonadas por la
electricidad del deseo. De pezones oscuros y voluntad libidinosa.
Empecé a chuparlas, a morderlas ciego de placer, y acabé jugando con mi
polla entre ellas. Hacía tiempo que no disfrutaba de una buena cubana.

Estaba yo enajenado frotando mi rabo en esas carnes cuando una mujer
pelirroja me cogió por las pelotas y me llevó de tal guisa a presencia
de la anfitriona. Una lady mature vestida de cuero y látex para mayor
deleite de mi demencia extática aquella noche. Tenía unas cuantas
esclavas alrededor y me hizo un gesto para que eligiera a alguna. Como
es lógico yo la señalé a ella. A ver que pasaba. Y ella aceptó la
oferta. Pero antes tuve que follar unos cuantos coños y romper otros
tantos culos más para demostrar mi valía. Y cada vez que quería
correrme ella me lo prohibía.

Al final probé su coño y era tal como imaginaba… ¡¡¡¡GLORIOSO!!!!

Se sentó a horcajadas en mi cara asfixiándome con su jugoso culo
mientras preparaban mi polla para la penúltima estocada. Me iba a
follar a la reina. A la gran dama. Y en aquél preciso momento, como en
un teatro, se transformó el sonido salvaje de todos los invitados en un
silencio expectante.

Todo el salón esperando y mirando hacia nosotros.

Nunca he tenido miedo escénico y lejos de achicarme me crezco. Así que
la abrí bien de patas para que todo el mundo pudiera ver con todo lujo
de detalle su vulva hinchada, su rezumante raja, forzando aún más la
postura y colocando sus pies junto a sus orejas, para atacar desde
arriba como un puto estilista y clavársela en lo más profundo de sus
entrañas.

Mientras la jodía, todos los presentes empezaron a cantar una misma
melodía. Entonaban cánticos de oscuro servicio y me vi a mi mismo
protagonista de un ritual de sexo, excelencia y puro vicio.

Fóllatela. Fóllatela. Fóllatela. Fóllatela. Fóllatela. Fóllatela.
Fóllatela. Mi cabeza repetía insaciable esa palabra. Jódela, jódela,
jódela hasta reventar. Jódela hasta reventar. Jódela hasta reventar.
Jódela hasta reventar. No puedes parar. ¡No puedes parar! ¡¡No puedes
parar!! AAAAAARRRRRRRRGGGGGGGGGGHHHHHH!!
AAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!

Cuando mi rabo empezó a escupir semen su boca tragaba ávida. Cuando mi
rabo dejó de escupir, ella trago hasta mis huevos. Cuando caí
inconsciente y recobré el sentido, todos gritaban de júbilo y aplaudían
entusiasmados.

Ella se quitó la antifaz sexy y mostrándome desnudo su rostro, acercó sus
labios a mi oído. Tú y yo aún no hemos terminado, esta noche te quedas
en mi casa y duermes conmigo…

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