La ciencia encuentra dificultades a la hora de determinar dónde se encuentra el Punto G

Una de las interminables investigaciones dentro del campo de la sexualidad es la incógnita de si realmente existe el llamado Punto G y lo que es; aún hoy los resultados de tales investigaciones siguen siendo poco concluyentes.

¿Realmente sabemos dónde se encuentra el Punto G?

Muchas mujeres tienen una sección, un par de centímetros en la pared frontal de la vagina, que es sensible cuando es estimulada a través de la presión o con fuertes sacudidas. Este punto se congestiona mediante la excitación, por lo que es fundamental para poder encontrarlo.

Fue el doctor Ernst Gräfenberg quien investigó sobre él en la década de los 50, además de ser la persona que creó el primer DIU (Dispositivo Intrauterino) para el control de la natalidad.

La uretra está rodeada por un tejido glandular que tiene varios nombres: la glándula de Skene, la esponja uretral, la glándula parauretral o la próstata femenina. Los componentes de una eyaculación tras la estimulación de este punto contienen componentes similares a los fluidos de la próstata.

Pero la cuestión radica en que aún no se sabe con certeza si este tejido glandular o la porción de la pared frontal de la vagina son la misma cosa. Sesenta años de investigación han llegado a la conclusión de que el punto G no existe, o al menos no en la forma que muchos creen.

¿Es el clítoris el Punto G?

Investigaciones han sugerido que muchos son los que piensan que el Punto G podría ser la parte posterior del clítoris. Este pequeño punto tiene terminaciones nerviosas que se adentran alrededor de la pared vaginal, algo que era impensable hace unos años.

Al parecer existen variaciones en el tamaño y la ubicación de estas terminaciones nerviosas en la zona clitorial, lo que podría ser una de las razones por las que algunas mujeres pueden alcanzar el orgasmo por estimulación vaginal sin contacto directo con el clítoris ya que se estimulan dichas terminaciones.

Investigación

La mayor investigación realizada hasta el momento en el King’s College de Londres, en la que participaron 1.800 mujeres (gemelas) voluntarias, dio como resultado que no existen pruebas que demuestren la existencia de esta zona erógena. Las conclusiones de dicho estudio se pueden encontrar en “The Journal Of Sexual Medicine”.

El mayor problema que existe con el supuesto Punto G, es que muchas mujeres se obsesionan por encontrarlo en sus relaciones sexuales, no poniendo atención a la estimulación de otras partes del cuerpo que quizás si las harían llegar al orgasmo. Mito o realidad, la conclusión es bien sencilla, relajarse y disfrutar.

Desirée R.A.

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