El Hombre de mis sueños
Las manos trabajan: las lenguas trabajan. Los sexos vuelven a erizarse y a buscarse de forma tan natural que casi sin darse cuenta, ya están el uno dentro del otro, balanceándose y gimiendo. Con la mano derecha pasaba la bayeta enjabonada por el suelo de madera, con la izquierda apartaba el cubo de agua mientras tarareaba al compás de la radio una canción de Bruce Springsteen. La puerta con...